Bueno, pues otro viernes más y ya hemos empezado diciembre, ese mes, donde todo empieza a oler a Navidad, donde los niños y su ilusión nos la transmiten en forma de ternura, inocencia y bondad.
¿Cómo estáis?, ¿cómo ha ido vuestra semana?
Justamente, hoy, y fiel a mi cita de cada viernes, os quiero hablar del regalo que más esperaba debajo de mi árbol de Navidad.
Justamente era un libro, jamás en aquel entonces pensaba llegar a tener la oportunidad de ser escritor, aunque desde muy temprana edad, ya escribía guiones cinematográficos, televisivos, libretos teatrales, con el añadido de sus especificaciones técnicas, así como cada diálogo de cada personaje.
Cada día disfruto más y más escribiendo, pero aún más leyendo libros y, a mis 51 años, sigo esperando ese libro debajo de mi árbol de Navidad, por parte de los Reyes Magos, o en un envoltorio hecho por mí mismo, al comprarlo y llegar a casa, dejándolo en el mismo lugar que siempre lo encontraba en mi infancia, al yo no poseer, como muchos de vosotros sabéis, familia.
Os he hecho esta introducción, veraz y personal, porque os quiero hoy hablar, a través de este nuevo capítulo o artículo de mi blog personal: @elblogdejorgeesquirol, de la importancia que tiene la lectura en esta denominada «era digital», en la que actualmente vivimos y que, en muchas ocasiones, no comparto ni entiendo, pero sí respeto a los que se encuentran a gusto y felices viviendo y conviviendo con ella.
Vivimos en una «era» en la que la tecnología está a la vanguardia en casi todos los aspectos de nuestras vidas.
Las redes sociales, los dispositivos móviles y las plataformas digitales no solo están a la orden del día, sino que han transformado radicalmente la manera en que consumimos la información y, sobre todo, en nuestra forma de comunicarnos.
Sin embargo, en medio de todo este vertiginoso avance de esta «era digital», los libros, en formato tradicional, «el papel», siguen siendo no solo una realidad «atemporal» y una herramienta poderosa para el desarrollo personal y profesional.
Aunque las plataformas en línea ofrecen una accesibilidad instantánea a una vasta e incalculable cantidad de información, los beneficios de la lectura, de los libros tradicionales e impresos, van mucho más allá del simple acto de consumir palabras.
Leer un libro físico es una experiencia sensorial completa: desde el sonido de cuando pasamos sus páginas, hasta el propio peso del libro en tus manos, incluso el olor de sus páginas, todo ello contribuye a un acto de lectura más inmersivo.
Vivimos en una sociedad y en un mundo donde estamos rodeados de pantallas; esta desconexión de lo digital con lo físico os puede ayudar a encontrar momentos inolvidables y mágicos, incluso a encontraros mejor, a reducir ese estrés impuesto, aumentar vuestra concentración, desarrollar vuestra propia imaginación y creatividad, y, sobre todo, desacelerar este mundo en el que vamos a 10.000 revoluciones por segundo.
La naturaleza tangible de los libros proporciona una pausa mental que los dispositivos electrónicos, con su constante bombardeo de notificaciones, alertas y sonidos, no nos permiten.
Ya hay numerosos estudios (tanto científicos como médicos) que han demostrado que la lectura en formato impreso favorece al lector una mayor comprensión y retentiva de la información.
Cuando leemos en dispositivos digitales o en pantallas, caemos y estamos mucho más propensos a la distracción y, en muchas ocasiones, «nos saltamos» secciones, ya que nuestras mentes están acostumbradas a procesar rápidamente datos de manera fragmentada.
En cambio, los libros físicos nos exigen un enfoque más profundo y más constante, cuestiones que nos conllevan a contribuir a nuestra propia inmersión del contenido que estemos leyendo.
Esta capacidad de sumergirse completamente en una narrativa o lección está vinculada a una mejor comprensión de los temas a tratar y nos «premia» con una memoria a mayor largo plazo.
La lectura de libros, especialmente aquellos que requieren de reflexiones profundas o que nos presentan incógnitas o puntos de vista desafiantes, estimula nuestro pensamiento crítico.
Muchos de vosotros, al igual que yo, en alguna ocasión tomamos a lápiz notas en los márgenes o quizá subrayamos cosas que nos llaman la atención, pasajes significativos o simplemente nos sentamos a reflexionar sobre lo leído, cosa que jamás podremos hacer en una pantalla o en los actuales medios digitales, cuyo mayor propósito es favorecer la rápida divulgación y el consumo rápido y superficial.
Vivimos en un mundo saturado de datos; las redes sociales y las noticias constantes pueden generar lo que se denomina o conoce como «sobrecarga informativa», lo que nos deja mentalmente agotados.
Los libros tradicionales, por el contrario, nos permiten elegir lo que deseamos leer, sin una presión externa y de las actualizaciones constantes.
La lectura de un libro te permitirá desconectarte de ese ruido digital y sumergirte en una manera narrativa, en un tema o una historia de una manera profunda y creativa.
Os ayudará a reducir la ansiedad, el estrés y, en la mayoría de los casos, podréis observar que os proporcionará una sensación de calma y un control de vosotros mismos en un mundo donde predomina el caos.
Para ir concluyendo y abordando brevemente el paralelismo cognitivo que puede tener leer libros, son parte también de nuestro autocuidado.
La inmersión como lector de un buen libro nos permite desconectar de las preocupaciones diarias fomentando nuestro bienestar emocional. Leer, por ejemplo, antes de dormir nos puede ayudar a mejorar nuestra calidad de sueño, ya que nos proporciona (aunque nosotros no seamos conscientes) una transición saludable entre la vida digital y nuestro propio descanso.
Como conclusión y reflexión final me gustaría compartir con vosotros, la mía propia, desde ese punto crítico o tan personal que me caracteriza de observar la vida:
«Si bien, la ‘era digital’ ha revolucionado la manera de comunicarnos, de darnos a conocer e interactuar con personas de otros puntos del mundo y el planeta, los libros tradicionales siguen y seguirán siendo una herramienta esencial para el desarrollo personal y profesional.»
En un mundo donde «la información» se mueve a la «velocidad de la luz», tomarnos un tiempo para leer un buen libro es una inversión en nosotros mismos que os aseguro que siempre valdrá la pena.
Por tanto, aunque la tecnología sigue avanzando, la lectura de libros impresos seguirá siendo una de las mejores maneras de alimentar nuestra mente, enriquecer el alma y mejorar nuestra calidad de vida en un mundo «digitalizado».
Jorge Esquirol.
@elblogdejorgeesquirol
Postdata:
Mi silencio, cómplice de mi asombro, satisfacción y agradecimiento, hacia México y USA, que sois los países que mayoritariamente me seguís, por encima de mi propio país, España, y a países como Irlanda, Suecia, Italia, Japón, Alemania e Indonesia.
De veras, cada vez que me pasan las estadísticas del departamento de marketing, no solo me quedo reflexivo en mi agradecimiento hacia vosotros, sino satisfecho de que os pueda servir para algo, mi humilde trabajo y mi esfuerzo diario.
Millones de gracias.
Por otra parte, enhorabuena, Víctor Martín, por esa música maravillosa que has puesto al espectáculo de Navidad en el Circo Price de Madrid.
Comunicaros que ya he recibido la primera valoración de mi segundo libro editorial, y otro regalo que me ha ofrecido la vida. Gracias, Alicia Q., al departamento de lectura y valoración de mi editorial, porque sois realmente maravillosos. Arrancamos con el segundo viaje, que es editar un libro.
Os recuerdo que aquí en mi web y en mi tienda online, de mi web: www.jorgeesquirol.com y en www.jorgeesquirolauthor.com, así como en vuestras librerías habituales, La Casa del Libro, El Corte Inglés, Fnac, La Casa del Libro en España y Colombia, Casa del Libro de México, Amazon España, Amazon UK, Libros CC, Busca Libre (España, USA)…, tenéis a vuestra disposición mi primer libro editorial que salió al mercado literario este junio pasado. Os lo recuerdo porque, como siempre digo y dije en la presentación oficial del libro, aparte de ser un libro solidario y ser yo el autor, los verdaderos protagonistas son esas miles de personas que padecen esas enfermedades, «poco comunes», «sin diagnóstico», consideradas «raras», que representa magnífica, transparente e infatigablemente la Fundación Isabel Gemio, de la cual no solo soy socio, sino que buena parte (o la mayor de los beneficios de la venta del libro) va destinada a ella y a ellos.
En esta época cercana a la Navidad, regalar libros, y en este caso, no os olvidéis de mi primer libro. Ya no por mí, porque comprando «Te Regalo Mis Pens(ai)Mientos», estáis no solo adquiriendo o regalando cultura, sino solidaridad.
Y a ti, Iñaki, ¡qué maravilloso «Entre Amigos» el de ayer! ¡Qué gran homenaje rendimos no solo al doblaje español en directo, sino a nuestros compañeros y los que ya no están entre nosotros!
Gracias, amigo, y gracias a todos, que fuisteis demasiados y de muchas partes del mundo, según me han dicho, aunque no me han mandado aún las estadísticas.
Gracias a Carmen, a Diego de la Propiedad Intelectual, por vuestra ayuda, guía y asesoramiento. Hoy justo ya he recibido sendos emails (el de obra literaria y científica) por parte del Ministerio de Cultura, al que por supuesto envío también mi más sincero agradecimiento del asentamiento definitivo de las dos obras que os envié y que, con tanta profesionalidad y ligereza, pedisteis el asentamiento.
Gracias a ti, María José Salmerón, de la asociación de escritores CEDRO, porque tu atención y paciencia conmigo son realmente dignas de mención, aunque en cada conversación siempre hay alegría, complicidad y risas.
A ti, D. Emilio Martínez, por aparecer en mi vida y sin saberlo ser no solo alcalde, sino diputado de Cultura de este lugar donde ya pertenezco y donde la paz, la tranquilidad y la belleza, reside en cada rincón.
Gracias, como siempre, a ti, Chris, Nelly, Mery, Vane.
Y, por supuesto, a ti, D. Xavi Bonet, ufff vaya jaleo tenemos por delante. En la mayoría de las ocasiones oírte me tranquiliza, porque sé que todo va a ir genial. Ánimo con «la cimentación manual» (ya sabes), es un placer trabajar con profesionales como tú.
Gràcies per tot, Xavi, una forta abraçada.
Y para finalizar, y como siempre, a ti, José Manuel García Valcárcel, por ese simple, pero para mí demasiado importante, «buenos días» y «buenas noches», no solo para saber que estás bien, sino por todos esos ánimos que me ofreces en momentos de desánimo. Y plagiándote tus palabras del otro día hacia mí te las devuelvo porque tú sí las mereces: «En tu humildad está tu grandeza». Enhorabuena por otras cinco vidas salvadas, por otros cinco seres humanos rescatados por ti y por todo el gran equipo que formáis.
Lealtad y Amistad.
Fuerza y Honor.
Feliz día de la Constitución Española a tod@s.
Sed muy felices, por favor.
Os abrazo.
Jorge Esquirol.