Hola a tod@s!!!

¿Cómo estáis?, ¿cómo va todo?

Quiero antes de nada saludar a tod@s y daros las gracias a los muchos o a los pocos que habéis estado pendientes de mi estado de salud, ahí siempre compruebas la realidad de la gente que te aprecia de verdad y de los buenos amigos y personas.

Gracias, José M.G.V., María, Dra. M. Antonia, (he recibido su email, leído y le responderé en breve), Elvira, por estar pendientes de mí, y a ti Eladio, por llevar a Mery a por los fármacos, (que, aunque no sea mucho de tomarlos), en esta ocasión debía. Gracias de corazón, el aprecio es mutuo.

Muy feliz de un viernes más, poder escribiros un nuevo capítulo de mi blog personal:

@elblogdejorgeesquirol

Hace dos días y en mi silencio interior, medité y reflexioné sobre el día de hoy y sobre el apodado «Black Friday». «¿¿??», os preguntaréis el porqué de las interrogaciones, simplemente es mi manera de dudar, de tal expectación que genera estos días, así como la ansiedad, locura y «ficticia» felicidad a mi manera de analizar y entender a cosas que en «antítesis» a mí mismo no les logro encontrar ninguna lógica, siempre respetando la voluntad, gustos o preferencias de cada ser humano.

Hoy os quiero hablar de mi manera de vivir ese «Black Friday» y de cómo la sociedad podría vivir feliz, conscientemente desde un punto de vista minimalista.

Justamente hace unos minutos, he decidido compartir mi reflexión, con todos vosotros, que cada viernes y fieles a la cita, estéis donde estéis, me seguís leyendo y compartiendo conmigo vuestros puntos de vista sobre mi manera tan peculiar de poder observar la vida.

Quiero dedicar este capítulo a todas esas personas que lo están pasando mal, anímicamente, porque no tienen trabajo, que están enfermas o cualquiera que sea su situación personal y económica no sea lo suficientemente estable, para quizá poder encontrar la paz y la felicidad.

La búsqueda de la felicidad parece ser una actitud y un camino universal, por el que creo que todos caminamos a lo largo de nuestras vidas, pero a menudo nos encontramos atrapados en un ciclo donde se nos pueden acumular demasiadas tareas, responsabilidades y expectativas.

El «minimalismo» no es sólo una tendencia estética o una manera de organizar o decorar nuestra casa, no nos debemos quedar ahí.

El «minimalismo» se puede convertir en una filosofía de vida que nos ofrece la oportunidad de simplificar, de despojarnos de lo innecesario y, sobre todo, de vivir con mucha mayor consciencia.

Quiero, no sólo compartir, (como os he escrito antes), con vosotros, mi propia reflexión, sino profundizar en la materia para intentar poder ayudaros a reducir el desorden físico y mental e intentar guiaros a encontrar un camino hacia una vida más plena y feliz.

Para empezar, os invito a que junto a mí redefinamos el concepto de felicidad.

La felicidad nunca es un destino final, ni una línea de meta que se alcanza una vez que conseguimos todo lo que ansiábamos o creíamos necesitar.

En la sociedad moderna en la que vivimos, demasiadas personas creen que el consumo, o el «consumismo», nos puede conducir a la felicidad y realmente es como un efecto dominó, si ves a un amigo que tiene algo que te atrae, normalmente caes involuntariamente a también adquirirlo tú, o a querer tenerlo o poseerlo tú.

Pertenecer a esa «moda» o sociedad de consumo, ampliamente promovida en el momento actual, creyendo que te puede conducir a la felicidad es un error.

Pensad por un momento y reflexionad en este dicho:

«A más posesiones, más preocupaciones».

La clave de encontrar el camino hacia la felicidad está en nuestro propio bienestar interior. «Ojo», no incito al conformismo, pero sí os insto a no caer en la ambición.

La manera de relacionarnos con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea es un claro aliciente para dar un primer paso para redefinir la palabra felicidad.

«El minimalismo» nos invita a replantearnos qué significa verdaderamente ser feliz. Nos anima a observar la felicidad como un estado y no y nunca, como algo dependiente de lo que poseemos o tenemos.

Cuando reducimos el «ruido externo», se nos presenta la oportunidad de escuchar mucho más claramente nuestra voz interior, nuestros deseos más auténticos y nuestras necesidades reales y verdaderas.

Justo ahora que se aproximan las fechas navideñas, deberíamos despojarnos de los excesos y dar la importancia que tiene lo esencial.

Uno de los principios clave del minimalismo es aprender a diferenciar lo que realmente necesitamos y lo que tan sólo ocupa espacio innecesario en nuestras vidas.

Quiero incidir en algo:

Este proceso del que hablo no se refiere tan solo a los objetos o posesiones materiales, sino a nuestras relaciones, entorno, a nuestras actividades y no olvidemos nuestros pensamientos.

El «exceso» de «cosas» nos distrae y en la mayoría de las ocasiones nos puede llegar a agobiar, distrayéndonos de lo que realmente importa.

Si lográis simplificar vuestro entorno físico, os aseguro que sentiréis una sensación aliviante.

También, más allá del desorden material, el «minimalismo» nos invita a examinar el desorden mental y emocional. Esto no es una práctica sencilla, porque implica «dejar ir», soltar creencias limitantes, preocupaciones y miedos que no nos permiten avanzar en nuestro bienestar.

La liberación del exceso, tanto interno como externo, abre un gran espacio para una vida más tranquila y satisfactoria.

Muchos de vosotros os estaréis preguntando:

«¿De qué manera nos podemos conectar con lo que realmente importa?»

El «minimalismo» justamente nos da la respuesta sobre lo que verdaderamente nos hace felices.

Me gustaría haceros dos preguntas, para que os respondáis vosotros mismos:

  • ¿Qué es más importante: tener más cosas o vivir más experiencias?
  • Entre tener o acumular un estatus o tener relaciones auténticas y verdaderas, ¿con qué opción os quedaríais?

Vivir conscientemente desde el «minimalismo» significa centrarse en lo que nos aporta «valor real», nuestra salud, nuestras relaciones, nuestras pasiones, nuestras ilusiones, nuestros pequeños momentos y sobre todo nuestra propia paz interior.

Tomar este camino nos conllevará a tomar decisiones mucho más deliberadas en cuanto a cómo utilizamos nuestro tiempo.

La agenda de un «minimalista consciente» es aquella que prioriza lo que realmente importa, dejando y reservando espacios para momentos de calma, creatividad y conexión.

Practicando esto cada día, tan sólo unos minutos, con el tiempo no sólo os ayudará a encontrar una felicidad que no dependa de lo que poseamos o de lo «material», sino que nos dará la capacidad de ser capaces de elegir nuestra propia manera de vivir.

Para finalizar y concluyendo, «el minimalismo» como camino hacia una vida más feliz y consciente os va a invitar a vivir con propósito. Os va a ayudar a crear y saber diferenciar el espacio necesario para lo esencial, para lo que realmente importa, las experiencias, las relaciones, la paz interior.

A medida que poco a poco vayáis «soltando lastre» y apartando lo innecesario, podréis enfocaros en lo que realmente os llena, os hace sentir libres, plenos y sobre todo verdaderamente felices.

Vivir conscientemente desde el minimalismo es un viaje de autodescubrimiento, un proceso continuo de simplificación que, al final, os hará llevar una vida más rica y satisfactoria.

Recordad siempre la famosa frase:

«No es más feliz el que más tiene…»

Y añado: «Hay millones de personas que no tienen nada».

Os lanzo una pregunta al aire, para que seáis vosotros los que cerréis este capítulo, poniendo el punto y final a vuestra propia respuesta tras mi última pregunta:

«¿¿Black Friday?? O ¿¿White & Happy Life??»

Jorge Esquirol

@elblogdejorgeesquirol

Posdata:

Para mí, desde hace ya muchos años, vale más un minuto de silencio que mil palabras.

Hoy solo voy a escribir, a la vez que la pronuncio una, y quiero que os la quedéis como mi humilde regalo, reconocimiento, lealtad, respeto y amistad hacia todos y cada uno de vosotros por y para siempre:

«GRACIAS».

Jorge Esquirol

@elblogdejorgeesquirol